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Cuando hemos decidido lanzar nuestros planes de marketing, un elemento que nunca debe quedarse fuera es la publicidad.
Ya hemos mencionado que el marketing es una combinación de objetivos que incluye, entre otras cosas, la publicidad, las ventas, la atención al cliente, y la investigación de mercados. Todo esto trabaja en conjunto para alcanzar las metas propuestas y, eventualmente, dar paso a un nuevo ciclo de crecimiento.
Es una pregunta válida que seguramente te has hecho varias veces si manejas un negocio en ciudades como Miami, Hialeah o Doral. Nosotros mismos también nos la hemos hecho en algún momento.
La respuesta es un rotundo sí, ¡funciona!
Sin embargo, la publicidad no es una ciencia exacta. A veces implica probar diferentes enfoques y esperar resultados. Sabemos que esto puede no sonar tan alentador como quisiéramos, pero como en cualquier promoción de un negocio, cuanto más esfuerzo, tiempo e información se invierta, mayores serán las probabilidades de obtener resultados positivos.
Uno de los aspectos más importantes para que una campaña publicitaria sea exitosa es asegurarse de que sea vista frecuentemente y de manera eficiente.
Este es el último de los cuatro aspectos básicos que hemos abordado para obtener resultados positivos de nuestras campañas publicitarias. Y quizás sea el más sencillo: la frecuencia.
El objetivo es llegar a tantas personas como sea posible, tantas veces como sea necesario.
El público meta no es más que el nicho de mercado al que estamos dirigidos. Uno de los errores más comunes que cometen publicistas, gerentes o dueños de negocios es la colocación de publicidad de manera aleatoria. Utilizan televisión, carteles, radio o afiches de manera indiscriminada, o peor aún, recurren a sitios poco convencionales como árboles, bancas o incluso basureros. Esta no es una manera eficiente de gestionar la publicidad; al contrario, es un desperdicio de recursos.
Tu publicidad debe estar cuidadosamente planificada en función del público objetivo. Los consumidores ven televisión en diferentes horarios y, por supuesto, ven diferentes programas. No todos circulan por las mismas calles donde colocas carteles, y ciertamente no todos tienen tiempo para leer cada sección de los periódicos o escuchar la radio.